lunes, 12 de noviembre de 2012
Crece hostilidad religiosa en Estados Unidos
La hostilidad religiosa crece en los Estados Unidos, donde algunos cristianos son amenazados con ir a la cárcel por orar o dar muestras de su fe.
Ángela Hildenbrand enfrenta la posibilidad de ir a prisión por este motivo. Todo empezó cuando un juez declaró que nadie en su secundaria, en Texas, podía orar o usar palabras como “oración” o “amén” durante su graduación.
Como estudiante sobresaliente, ella sintió que Dios merecía la gloria, aún si tenía que ir a prisión. “Me preparé para esa difícil decisión y me preparé mentalmente para lo que podría venir después”, asegura esta joven.
Ese ejemplo es sólo uno en más de 640 casos de hostilidad religiosa citados en este informe.
“Los ateos y secularistas están bien organizados y financiados”, asegura Jeff Mateer del Instituto Liberty.
Mateer, quien sigue muchos de estos casos, ayudó a organizar el sondeo. “El índice de hostilidad hacia personas de fe es abrumador, está creciendo. Cada día recibimos llamadas”.
Una llamada involucró a la Administración de Veteranos demandando revisar la oración del pastor Scott Rainey, quien dirige la Iglesia Nazarena Palabra Viva, para una ceremonia del Día de los Caídos. Ellos dijeron a Rainey que no podía orar “en nombre de Jesús”.
“Nunca en mi vida he dicho una oración donde no concluyera diciendo: ‘En el nombre de Jesús, amén’”, explica el predicador.
Tras décadas de hablar sobre Dios durante servicios de veteranos, en el mismo cementerio en Houston, a todos los presentes se les pidió dejar de mencionarlo.
Mateer también trabaja por salvar una cruz memorial en San Diego, uno de varios casos que puede tener consecuencias a nivel nacional si la corte ordena su remoción.
“¿Vamos a derribar todas esas cruces? ¿Vamos a quitar a Dios de la tumba del Soldado Desconocido?”, se cuestiona Mateer. Pero también dice que la buena noticia es que cuando los creyentes luchan usualmente ganan. “Necesitas levantarte y pelear. Y eso fue lo que hizo Ángela”, comenta.
Una corte de apelaciones indicó, un día antes de su graduación, que Angela podía orar y decir lo que quisiera.
“Te doy gracias por tu gran amor por nosotros y por nuestra gran nación, dónde somos libres. Y es en el nombre de Jesús que oro, amén”, expresó Ángela Hildenbrand, en su discurso de graduación.
La corte eventualmente permitió al pastor Rainey y a todos los veteranos expresar libremente su fe durante los entierros. Pero, hay una hostilidad religiosa extendida, y la libertad religiosa de los estadounidenses pende de un hilo.
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