viernes, 17 de agosto de 2012
Filipinos conocen de Jesús en medio de la inundación
En Manila, Filipinas, cientos de miles quedaron sin casa debido a las peores inundaciones desde 2009. Fuertes lluvias azotaron la ciudad a inicios de mes. Ahora un ministerio cristiano está llevando esperanza a las víctimas.
Más de 800 mil personas huyeron de sus casas cuando lluvias torrenciales golpearon la capital filipina de Manila y otras 17 provincias.
Los fuertes aguaceros causaron inundaciones generalizadas y avalanchas que dejaron al menos 15 muertos.
Usando botes de goma, equipos de CBN ayudaron a rescatar a los afectados por las aguas.
“Rescatamos a más de 30 personas. Al entrar a la fase de recuperación alistamos equipos. Les damos alimentos, asistencia médica y les preguntamos qué necesitan”, comenta el Dr. Kim Pascual, de Operación Bendición.
El pastor Balter Diega, socio de CBN, buscó ayuda para su comunidad. Las casas del pueblo, incluyendo la suya y su iglesia, quedaron bajo el agua.
Mucha gente como esta tuvo que acudir a centros de evacuación. Los hombres residentes de estos pueblos tratan de hacer un puente provisional para poder ir a sus casas. Los residentes tienen que soportar esta situación porque se esperan más lluvias en los próximos días.
Pese a sus difíciles circunstancias, la mayoría decide quedarse en sus casas inundadas en vez de ir a los apretados centros de evacuación. Además temen dejar sus hogares desprotegidos.
“No podemos salir de la casa porque si lo hacemos los ladrones sacarían todas nuestras cosas. Esto pasa porque la vida está muy dura”, asegura Analia Elvinea, una de las afectadas.
El pastor Diega trabajó con el equipo de CBN para traer asistencia a su comunidad. El ministerio entregó arroz, fideos y bienes enlatados para las víctimas hambrientas.
“Como pueden ver es difícil salir a obtener suministros pero ahora tenemos comida para los próximos días. Espero que puedan ayudar a otra gente. Esto es de gran ayuda”, dice Elvinea.
El pastor Diega está feliz de poder ayudar. Pero lo que le alegra más es poder compartir la salvación de Cristo con la gente.
“Ellos no sólo cubren las necesidades materiales sino más especialmente las necesidades espirituales de la gente. Cada vez que ayudo en un desastre me aseguro que la gente conozca a Jesús. Una vez una víctima de una inundación me dijo llorando que se daba cuenta que no se trata de las cosas materiales sino de nuestra relación con Dios”, comenta el pastor.
Miles de personas siguen en centros de evacuación. Muchas son las comunidades que continúan afectadas.
MUNDO CRISTIANO
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