viernes, 9 de septiembre de 2011

UN ENCUENTRO APASIONADO

Dios me dio la bendiciòn de participar después de no sè cuànto tiempo del XXVIII Encuentro de Lìderes, organizado por LED (Lima al Encuentro con Dios). Esta vez se hizo en la iglesia Alianza de Lince, de paso que se nos permitiò ver el recientemente inaugurado templo que tiene màs capacidad, tengo entendido para 2,800 personas, quizà un poco màs. Definitivamente que faltan algunos acabados, pero se percibe la impresionante labor que se ha invertido allì, tanto en dinero como en materiales y horas hombre trabajando, aunque todavía lo siguen haciendo, para ver lo que nuestros ojos han visto durante los tres dìas que durò el evento. Hubo excelentes ponencias, me gustò mucho la conferencia del Dr. Miguel Angel Palomino con respecto al Culto en Amerìca Latina y su vasto conocimiento en relaciòn a la evoluciòn de la himnologìa en las ùltimas dècadas. No se quedò atràs el pastor Alfredo Smith que tambièn tuvo una destacada intervención; y el cierre lo tuvo el pastor Javier Cortàzar con un desafiante llamado a la consagración y bùsqueda de la santidad en nuestras vidas. Creo que la palabra comùn y destacada durante los tres dìas fue “frescura”. La importancia que los ministros y lìderes que realizan su labor en la iglesia deben darle a la bùsqueda personal, renovada y siempre vivificante de la presencia de Dios, debe ser vital. Un ministerio sin frescura es inoperante, y aunque pueda tener los aplausos de la multitud, serà desconocido delante de Dios. Pululan muchos de ellos actualmente, mastican ásperamente la palabra de Dios, pero les falta la gracia para comunicarla. ¡Sòlo Dios sabe cuàntos de repente estan asì, y lo peor de todo, sin saberlo! La locuacidad de la predicación no necesariamente significa que haya unciòn, èsta proviene cuando el corazón del que ama a Dios busca ese inapreciable momento de estar a solas con El, porque sin nuestro Creador el ministerio no existe. Creo que la necesidad de un evento como en el que estuve apunta a una falencia que existe en las iglesias, especialmente en los lìderes, de caer en la tentaciòn del “ministerialismo” como decìa Spurgeon, a estar muy activos en el ministerio, abrumados de trabajo, quizà porque, como piensan algunos, cuanto màs ocupado en las cosas del Señor, uno es màs espiritual. Y en realidad sucede lo contrario, porque màs trabajo implica màs desgaste, y esto nos hace perder la frescura, porque la prioridad del quehacer diario prima incluso sobre nuestro tiempo a solas con El, que se convierte en rutina. Es asì como inutilizamos el accionar de Dios sobre nosotros y cerramos las puertas a su poder, principal agente que va a darle impulso y desarrollo a su reino aquì en la tierra. El llamado a la consagración por parte de Dios a travès de los expositores fue crucial. Màs que multitudes pasando adelante, he visto gente con deseo de cambio, de compromiso, de decirle a Dios que desarraigue lo malo de nosotros, lo saque y lo desaparezca de nuestras vidas. Que no seamos melindrosos cuando de cambio de actitudes se trate y que nuestras vidas sean transparentes y podamos percibir y aceptar con nitidez la motivación real que nos impulse a servirle, solamente para honrarlo a El. Si Dios tocò corazones, admito que tocò el mìo, y hay una frase que rescato de Javier Cortàzar que dijo “Dios llamò a lìderes para que tengan carácter de siervos”, esta frase no es para los que buscan el èxito, es para los que quieren menguar y hacerlo a Cristo màs grande. Walter Delgado

No hay comentarios:

Esfuérzate en la Gracia