martes, 27 de septiembre de 2011
TU TRABAJO Y DIOS
“y que procureis tener tranquilidad y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos, de la manera que os hemos mandado. A fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengàis necesidad de nada” (1 Ts. 4:11-12).
El testimonio del creyente debe brillar en todos los sentidos. Pablo remarca sobre la importancia de trabajar como una forma de dar buen testimonio para con los de afuera, y evidentemente para no tener necesidad. Los que tienen el llamado y la bendiciòn de predicar el evangelio de Cristo, saben que su labor prioritaria es èsa, pero aquèllos que tambièn son hijos de Dios, y en cambio estàn avocados a los negocios seculares no estàn haciendo nada malo, siempre y cuando lo hagan para el Señor, y utilicen su labor tambièn para bendecir a otros y crear oportunidades de dar a conocer la palabra de Dios. Lo uno y lo otro son honrosos delante de Dios. Aquellos que tenemos la bendiciòn de ser llamados por Dios para servirle enteramente no estamos llamados a lucrar con nuestra “profesiòn”, aunque sabemos que Dios es fiel y siempre recompensa a sus hijos que se dedican a El, porque el que predica del evangelio “que viva del evangelio”. Al fin y al cabo todos recibiremos nuestra herencia en el cielo y las compensaciones se daràn no de acuerdo a cuànto hayamos lucrado en la tierra, materialmente hablando, sino de cuànto hemos invertido de nuestro tiempo y vida en la tierra, sirvièndole a El en la extensión de su reino.
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