viernes, 4 de febrero de 2022

¿CIENCIA, DESTINO O DIOS?

 



El amor de Dios hace que Él pueda soportar a la humanidad que se resiste a creerle, que mantiene su vida de desobediencia y rebeldía al plan redentor de Dios por medio de Cristo, pero también al hecho de que los hombres no le entiendan ni le agradezcan por las bendiciones que reciben de Él. Generalmente la gente piensa que las cosas buenas o malas que les pueda suceder se lo deben a otras cosas.

Por ejemplo, hay quienes creen en el destino (también llamado fatum, hado o sino) es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre albedrío o libertad.

Hay otros que piensan que ellos mismos forjarán su propio destino. Luis Gabriel Carrillo Navas decía: "Cada quien forja su destino, cada quien escoge su camino, pero las decisiones que tome en uno o en otro caso, son responsabilidad exclusiva de uno mismo”. William Shakespeare decía: “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”. En ambos casos vemos el destino como una fuerza impersonal que ejerce un control poderoso, casi inevitable sobre el accionar humano

Los hombres no forjan su propio destino, olvidan que Dios es el que toma las decisiones sobre lo que haremos en esta vida, la biblia dice en Pr. 16:1, 9: Del hombre son las disposiciones del corazón; mas de Jehová es la respuesta de la lengua… El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos.

Por otro lado, hay quienes creen en las supersticiones. Se sabe que la superstición es la creencia en que un determinado fenómeno o situación tiene una explicación mística, mágica o simplemente asumida cultural, social o religiosamente sin ningún tipo de evidencia científica. Las personas supersticiosas piensan que ciertas acciones (voluntarias o no) tales como rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales, influyen de manera trascendental en su vida.

Se consideran supersticiones aquellas disciplinas que la comunidad científica llama pseudociencias, tales como: la adivinación, la astrología, la cartomancia, el curanderismo, el espiritismo, el feng-shui, la geomancia, la magia, la quiromancia, el tarot. Ejemplos de supersticiones:    El novio no puede ver el vestido de la novia antes de la ceremonia porque trae mala suerte; tocar madera, romper un espejo, vestirse de amarillo al final del año, etc.

Dios no quiere que su pueblo se meta en este tipo de cosas que son los recursos del diablo para que quitemos la mirada del Dios verdadero. Él le advirtió a su pueblo antes de entrar a la tierra prometida en Dt. 18:9-10: Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.

No falta quienes creen que la ciencia es la respuesta de todo. La ciencia es el conjunto de conocimientos ordenados sistemáticamente acerca del Universo, obtenidos por la observación y el razonamiento, que permiten la deducción de principios y leyes generales. La ciencia es el conocimiento sobre la verdadera naturaleza del Universo.

Se cree que la ciencia lo explica todo y los que se aferran a ella tienden a desafiar a Dios. Hace un tiempo entró al ruedo el libro On being (Sobre ser), en el que el químico de la Universidad de Oxford Peter Atkins reunió todo lo que la ciencia había descubierto sobre esas grandes interrogantes de la vida y concluye que la evidencia es incuestionable. Él dijo: "Yo pienso que la ciencia expone la maravilla del mundo como es. Uno no necesita fantasías para asombrarse. La ciencia es la gloria verdadera, mientras que la religión es la gloria fabricada. Las nociones religiosas de alma y espíritu, de la vida eterna y el juicio final, no son más que "fantasía", dice. "A mí no me importa que la gente apele a falsos consuelos, pero uno tiene que saber que son falsos".

Albert Einstein una de las mentes más brillantes del siglo pasado enseñaba que "La ciencia sin la religión es coja; la religión sin la ciencia es ciega". No descartaba la importancia de la religión, o la existencia de Dios como el principio supremo que explica la razón de ser de todo.

La biblia enseña que la ciencia aumentará y aquellos que creen que ella lo explica todo, también. Está escrito en el libro de Daniel, Dn. 12:4: Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

A pesar de que la gente se aferra a todas estas cosas Dios sigue mostrando su amor hacia ella, como lo dice el apóstol Pablo en Ro. 5:8: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Dios no quiere que nadie se pierda, ni aun aquéllos que le dan gloria al destino, las supersticiones y la ciencia, pero todos estos deben arrepentirse de sus pecados si quieren experimentar el perdón divino y la salvación de sus almas. Después de todo hay algo que Dios no puede hacer, ni la ciencia, ni la superstición si te resistes creer en Jesucristo, es tu propia perdición eterna, sólo tú la puedes evitar creyendo en el Salvador. Él tiene paciencia y la seguirá teniendo, pero recuerda tu estancia sobre este mundo es temporal y si no resuelves esta cuestión hasta antes que te vayas, más allá ya no podrás hacerlo, 2 P. 3:9: El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento

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