viernes, 16 de noviembre de 2012

El Hedor del mal Testimonio

“Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.” (Ecles. 10:1) Ser cristiano es una bendición, pero no debemos contentarnos con decirlo y testimoniarlo verbalmente a todo el mundo. Sin dejar de hacer esto, es importante también entender que el testimonio se debe compartir por medio del ejemplo. Muchas veces nuestras obras son más elocuentes que nuestras palabras, y lo que demostramos con nuestra conducta deja una impresión más fuerte que lo que decimos con nuestros labios. Una de las cosas que podemos admirar en Jesucristo, es que de El se decía que era “un varón….poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo” (Lc. 24:19). Nadie como El, que no sólo se cuidaba de compartir el evangelio con sus palabras, sino también con su ejemplo, y por supuesto nadie en su época se atrevió a contradecir su manera de vivir con su prédica. En cierta ocasión Jesús dijo: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” (Jn. 8:46). Y en verdad nadie se atrevió a levantar un dedo en señal de acusación. La persona que anda dando un buen testimonio tiene la conciencia tranquila, sabe en el fondo de su corazón que no ha hecho nada malo, es más, no hay nadie que pueda acusarlo de algo malo, y puede poner a Dios por testigo y defensor, es decir, el Padre celestial mismo puede dar testimonio que esa persona no ha hecho nada malo. Este es el caso de Jesús, quien fue como dice Lucas “varón aprobado por Dios” (Hch. 2:22). Cualquiera no puede ser aprobado por Dios sino cumple ciertas condiciones, como por ejemplo mantener una comunión diaria con El por medio de la oración y de la lectura asidua de su palabra. Asimismo, No basta leer la biblia y orar, también es importante obedecer, de nada sirve que vayamos a la iglesia cada servicio, que tengamos un ministerio, que demos ingentes cantidades de dinero, y otras cosas más para el Señor si es que no obedecemos. Jesucristo fue un personaje que nos enseñó a obedecer a Dios, aún en medio de su dolor y aflicción supo hacerlo, la biblia dice de El: “…por lo que padeció aprendió la obediencia” (He. 5:8). Cuando una mosca cae en un frasco de perfume, el insecto, que por lo general está afectado por gérmenes, descompone la fragancia y el olor exquisito que transmite y lo convierte en una hediondez terrible. Esta figura se usa para comparar a aquél que es honorable y de buena estima, pero cuando es sorprendido cometiendo alguna falta, algún pecado, todo ese buen nombre, todo ese prestigio y fama del que gozaba automáticamente se derrumban cual castillo de naipes. Y nadie querrá usar una fragancia que ha perdido su agradable olor. Del mismo modo si algún creyente, hijo de Dios, que proclama a los cuatro vientos su salvación, que predica la Palabra de Dios, que se considera ser un embajador de Cristo, pues es sorprendido haciendo algo malo, todo ese testimonio hablado que ha compartido cae en descrédito. Una persona así no es digna de confianza, y esto es precisamente lo que nuestro Dios quiere ayudarnos a evitar. Jesucristo, se ha erigido, y será por siempre, un dechado de virtudes, un célebre buen testimonio por todas las edades, nadie como El, que supo entender cabalmente estas cosas. El sabía los peligros que enfrentaba; El fue tentado en el desierto por el diablo, porque éste sabía que si cedía en alguna de sus insinuaciones, se hubiera descalificado para ser nuestro Salvador. Estimado hermano, entiende que tu salvación es algo que debes cuidar con mucho esmero, el autor de Hebreos dice: “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (He. 2.3). Si no estimas tu salvación, si la descuidas o la menosprecias como Esaú menospreció su primogenitura y prefirió vendérsela a Jacob, su hermano, entonces de seguro que estarás dispuesto a dar un mal testimonio también. Sólo los que menosprecian las cosas santas son los que potencialmente se preparan para deshonrar a su Salvador, no seas de aquellos que han cambiado la fragancia de su santidad por la hediondez del pecado. Comprende que Dios desea ayudarte a mantenerte íntegro, no lo olvides porque hay alguien que quiere que abandones los caminos de Dios y te envuelvas nuevamente en el mundo y sus deseos. Que Dios te permita cada día conocerlo mejor y que ese conocimiento que adquieras diariamente de El, te permita reflejar un buen testimonio y seas un discípulo de quien Juan el apóstol dice: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” (1Jn. 2:6).

1 comentario:

Lizeth Alcalá Ruíz dijo...

Realmente no he dado buen testimonio de hecho me he descuidado por tres meses será que uno no tiene oportunidad de volver a comenzar, ¿Qué depende de eso?

EL FIEL AMOR DE DIOS NO CAMBIA