sábado, 28 de enero de 2012

MI COMIDA Y BEBIDA ES HACER SU VOLUNTAD

Muchas veces los afanes y las angustias de esta vida nos distraen de los objetivos del Reino de Dios. Sabemos que estamos en el mundo para extender el Reino de Dios en el corazòn de aquèllos que aùn no lo conocen. pero al parecer las circunstancias de la vida, los deberes familiares, el trabajo, y diversos afanes nos alejan y hasta nos insensibilizan de nuestra labor como iglesia de Cristo. No creo que està mal preocuparnos por las cosas materiales, el problema radica cuando lo material se hace mas importante que los asuntos del Reino. Jesus dijo: “mi comida es que haga la voluntad del que me enviò, y que acabe su obra” Jn. 5:34, esto es cierto en la medida en que sepamos cuàn comprometidos estamos con el Señor, digo esto porque es probable que nosotros sepamos que lo espiritual es màs importante, pero en la pràctica demostramos lo contrario. No se me mal entienda no estoy queriendo decir que debemos dejar todas nuestras labores cotidianas para dedicarnos a predicar el evangelio, aunque algunos que tienen un claro llamado lo hacen y son conscientes del sostèn y de los propòsitos de Dios para sus vidas; no todo el mundo està llamado a hacer como estos ùltimos, pero eso no los exime de su responsabilidad de colaborar en la causa del Señor. Una de las cosas que me canso de escuchar por parte de los predicadores es que los creyentes que sòlo asisten a “calentar las bancas” son los que menos tienen consciencia de su funciòn dentro de la iglesia de Cristo, esto es cierto si es que ese hermano o hermana que tiene la banca màs caliente que su corazón no da testimonio de su fe a nadie. Pero me parece que aquèllos que se ufanan de estar siempre ocupados en las cosas del Señor y que han caìdo en un orgullo espiritual, y que los lleva a juzgar a los demàs, tambièn corren el peligro de perder la sensibilidad espiritual a causa de ese falso orgullo que reemplazò a la humildad caracterìstica de un verdadero siervo de Cristo. No en vano el Señor reprende a la iglesia de Efeso, una congregación activa y con una capacidad de discernimiento con respecto a saber diferenciar lo bueno y malo que podìan decir sus lìderes y los falsos apòstoles (Apoc. 2:2). Sin embargo, Jesùs le va a decir: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Apoc. 2:4). El primer amor se puede dejar ya sea que estès activo o en actitud pasiva en la Viña del Señor. ¿Còmo puedo conocer a un creyente consagrado a Dios? No creo que sea tanto por cuànto hace para el Señor, sino còmo lo hace. Es como en la oraciòn, no es tanto el tiempo, sino la intensidad. El primer amor es el que va a lubricar tu servicio a Dios, porque sino te desgastas y caes en la rutina y pierdes el entusiamo y lo reemplazas con un falso gozo. ¡Cuàntos cristianos tristones entran a la iglesia con una falsa sonrisa! Y ¡cuàntos aparentan una espiritualidad que en la iglesia engaña a todo el mundo, pero en la casa no se lo cree ni el gato que tiene como mascota! Por supuesto que en la iglesia todo el mundo puede ser engañado menos Dios. Hay que tener cuidado de estar ofreciendo a Dios ese “fuego extraño” que Dios detesta, y que por eso liquidò a los hijos de Aaròn. Dios quiere que tu amor hacia El, sea sincero, limpio, sin hipocresías, que no lo ames a El por lo que te da, sino por lo que El es. ¿Y què es Dios para ti? ¿Es tu primer amor, o uno de los tantos que tienes? ¿Ocupa el primer lugar en tu corazón? o crees que lo ocupa cuando en realidad tù sabes que no es asì. Activismo y pasividad son dos extremos peligrosos, no se puede decir tampoco que estar ubicados en el centro es lo mejor. Personalmente he percibido que a veces hay que estar activos, y a veces hay que ser pasivos y dejar que sea Dios quien lo haga todo, pero uno debe tener la guìa del Señor para saber diferenciar lo uno y lo otro. Sin embargo, en medio de todo esto, lo que Dios busca es la motivación interior, la fuerza o energìa que te empuja a servirlo a El: es amor a Dios o es amor propio; es un verdadero interès en hacer la voluntad de Dios, o es buscar sòlo tus propios intereses. Me parece que cuando Dios ocupa el centro de nuestro corazón no habrà mejor voluntad que la suya que nos animarà a realizar todas nuestras actividades, y quehaceres de diversa ìndole Entenderemos entonces lo que Jesùs quiso decir cuando dijo: “mi comida es que haga la voluntad del que me enviò, y que acabe su obra” Jn. 5:34. WALTER DELGADO

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EL FIEL AMOR DE DIOS NO CAMBIA