lunes, 5 de diciembre de 2011

La música rock puede dañar su corazón

Por Zabdiel Torres. El Dr. John Diamond, médico neoyorkino, presidente electo de la Academia Internacional de Medicina Preventiva en 1977, publicó en la década de los ochenta un libro titulado Your Body Doesn't Lie (Su cuerpo no miente), en el que expuso los resultados de sus observaciones sobre el efecto de la música rock en el cuerpo humano. Diamond concluye que el rock "aumenta el estrés y la ira [...] aumenta la hiperactividad, debilita la fuerza muscular y podría tener un papel en la delincuencia juvenil." El Dr. Diamond atribuyó los efectos nocivos del rock a lo que llamó "ritmo anapéstico" que en realidad es un tipo de ritmo acompasado característico de este género musical. Por ejemplo, en la popular canción "We will rock you", conformada por compases de tres tiempos, el ritmo anapéstico sería el siguiente: tac tac TAC; tac tac TAC; tac tac TAC (las mayúsculas indican el acento). Esta clase de ritmo, afirma Diamond, es contrario al ritmo cardiaco y en consecuencia "estresa el ritmo normal del cuerpo". Diamond analizó 20 mil canciones de música rock, unas de tres tiempos otras de cuatro tiempos, y encontró este tipo de ritmo en todas ellas con tan solo tres excepciones. Investigaciones más recientes han apoyado las observaciones de Diamond que solamente habían sido registradas a nivel clínico. En 2006, la Universidad de California realizó un estudio en 170 pacientes en el que encontraron un efecto directo de la música en el ritmo cardiaco. Estudios de la Universidad de Maryland, demostraron que la música "gozosa" producía una dilatación de las arterias 26%, mientras que la música estridente producía una contracción de las arterias en 6%. En 2009, Cochrane Systematic Review analizó 23 estudios que involucraron 1,500 pacientes en los que encontraron que el ritmo cardiaco y la presión arterial aumentaban en pacientes que escuchaban música con ritmos acelerados. En la actualidad existen evidencias documentadas que indican que el ritmo musical crea un pulso neurológico en el cerebro que "sintoniza" el ritmo del corazón y la respiración replicando el ritmo en todo el organismo, justo lo que el Dr. Diamond había afirmado hace más de tres décadas. En resumen, la música rock tendría entonces tres flancos de ataque para el sistema cardiovascular: 1) incrementa la presión sanguínea por su ritmo acelerado; 2) contrae las arterias por su sonido estridente, reduciendo el flujo sanguíneo; 3) reduce la fuerza muscular del corazón por su ritmo anapéstico: una verdadera combinación letal para un órgano vital. En un recuento minucioso de las muertes prematuras de 321 estrellas del rock entre 1954 y 2001, realizado por Dial The Truth, puede encontrarse un gran número de fallecimientos por accidentes, asesinatos, sobredosis por drogas y suicidios. Sin embargo, de las 118 muertes prematuras registradas a causa de alguna enfermedad, los ataques cardiacos ocupan el primer lugar con 36%, seguido de cáncer con 21%. El mismo "padre del rock cristiano", Larry Norman, falleció en 2008 a causa de un largo padecimiento del corazón que sufrió durante 16 años. Dados los efectos físicos negativos de la música rock, podría decirse que este tipo de música es más perniciosa que la contaminación por ruido en las grandes ciudades. No importa si el rock que escucha es del llamado "rock cristiano", la naturaleza rítmica de este tipo de música es contrario al órgano diseñado por Dios para sustentar la vida del hombre. "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida", Pr. 4:23 UNIVERSO CRISTIANO

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