viernes, 16 de mayo de 2025

¿Y SI DIOS NO QUIERE?




La oración más allá de nuestros deseos. Orar es una de las bendiciones más profundas que tenemos como hijos de Dios. Es el puente directo entre nuestra alma y el Creador. Pero, ¿qué sucede cuando pedimos algo con fervor, sabiendo que Dios puede hacerlo… y aún así no lo hace?

Dios puede… pero ¿quiere? Dios es Todopoderoso. No hay nada imposible para Él (Jeremías 32:17). Sin embargo, Su voluntad no siempre coincide con nuestros deseos. A veces, oramos por sanidad, puertas abiertas, restauración o milagros, y aunque Él puede actuar, elige no hacerlo en ese momento, o de otra manera.

Jesús mismo vivió esta experiencia. En Getsemaní, clamó: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Mateo 26:39).

Aquí vemos que hasta el mismo Hijo pidió algo que el Padre no quiso conceder. ¿Por qué? Porque había un propósito más alto: la redención de la humanidad.

La voluntad de Dios es buena, aunque no siempre fácil. A veces confundimos fe con exigirle a Dios que haga lo que queremos. Pero la verdadera fe confía, incluso cuando la respuesta es “no” o “espera”.

Como dice 1 Juan 5:14: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.”

La clave no está solo en pedir, sino en alinear nuestro corazón con la voluntad de Dios. ¿Y si tiene un plan mejor? Romanos 8:28 nos recuerda: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien..."

Incluso aquellas oraciones no respondidas como esperábamos, pueden estar guiándonos a algo mejor, más sabio, más eterno.

Entonces no se trata de convencer a Dios, sino de conocerlo. No es manipular el cielo, sino rendirse al Rey. La oración no cambia a Dios, nos cambia a nosotros.

Cuando ores, hazlo con fe… pero también con humildad. Cree que Él puede, pero acepta si Él no quiere. Porque incluso en su silencio, Dios sigue siendo bueno.

 

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