“Por tanto,
guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas
que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida;
antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos”, Dt. 4:9.
Tres cosas importantes que podemos destacar de este
texto:
1. GUARDATE Y GUARDA TU ALMA
Es importante que nosotros los creyentes cuidemos nuestra
salud. Evitemos en la medida de lo posible consumir sustancias tóxicas que
pueden enfermarnos. El Señor dice “guárdate”, ¿quién lo hará, si no lo haces
tú? Pero también dice “guarda tu alma”. Es menester que el que ama a Dios
guarde su comunión con Dios, que se alimente de la palabra y busque a Dios en
oración. No podemos ser de bendición para otros si primero no nos guardamos a
nosotros mismos, si no estamos bien en nuestra comunión con el Señor, no
seremos útiles en sus manos poderosas.
2. NO TE OLVIDES DE LAS COSAS QUE HAS VISTO
Si eres hijo de Dios, eres testigo del milagro que Dios
ha hecho en tu vida, del cambio maravilloso que ha operado y sigue operando en
tu ser. A veces los creyentes olvidan con facilidad lo que Dios ha hecho por
ellos, y se apartan. No tengas una memoria frágil olvidando que Dios ha hecho
mucho por ti, y le pagues con la ingratitud y la indiferencia a sus designios
para tu vida.
3. NO SE APARTEN DE TU CORAZON TODOS LOS DIAS
Es importante como decíamos más arriba el tener en cuenta
la palabra de Dios, leerla todos los días, orar a diario, porque todos los días
enfrentamos luchas y tentaciones. Un día sin alimentarte de su palabra puede
ser fatal para tu vida espiritual. Procura estar en su Presencia a diario.
Recuerda, no se trata de leer la palabra, se trata de que Dios te hable; no se
trata de orar, se trata de que Dios te escuche.
4. LAS ENSEÑARAS A TUS HIJOS Y A LOS HIJOS DE TUS HIJOS
Tenemos la gran responsabilidad de enseñar a nuestros
hijos el temor de Dios. Debemos ser buenos modelos para ellos. Ellos se fijan
cada día en nosotros, si ellos te ven leyendo la biblia, orando, yendo a la
iglesia, pues ellos querrán hacer lo mismo. Si guardas tu comunión con el Señor
entonces tendrás mucho que darle a ellos. No das lo que no tienes, es
importante que te llenes de la gracia y del amor de Dios. Si estás dispuesto y
eres diligente en practicar estos principios te irá bien y a tu familia
también, porque el Señor quiere que te salves tú y tu casa, Hch. 16:31.
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