“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que
era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud,
descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho
en que yacía el paralítico”, Mr. 2:3-4.
Este hombre no podía valerse por sí mismo y cuatro amigos
suyos lo llevaron hasta Jesús. El problema ahora era que había “una multitud”
que le impedía llegar a Jesús. Sabes las multitudes representan al mundo que
muchas veces se opone a que te acerques a Jesús para que pueda hacer un milagro
en ti. Hay gente que te va a decir que no vayas a la iglesia, que no leas la
biblia, que pierdes tu tiempo orando, que te están engañando, etc. Pero ¿a
quién le harás caso, a las multitudes, o a Jesús? La presión del mundo es
fuerte sobre la vida de aquellos que quieren acercarse a Jesús, muchos desisten
y pierden la bendición de ser salvos, pero otros motivados por la fe en Él,
logran ser bendecidos. Que nadie te robe tu bendición que nadie te prive de
acercarte a Jesús, persevera, ten fe en Él, como el paralítico y sus amigos, si
las multitudes te lo impiden haz un agujero en el techo de la casa y llega a
Jesús lo importante es que el Señor vea tu fe y te diga como dijo del
paralítico y sus amigos: “Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo,
tus pecados te son perdonados”, (Mr. 2: 5). Para recibir la sanidad por parte
de Dios primero debes confesarle tus pecados, arrepentirte y pedirle perdón,
una vez que Dios lo haga, obrará la bendición en tu vida: “A ti te digo:
Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa”, (Mr. 2:11). Él perdona y sana, Él
perdona y bendice, no permitas que nadie te robe tu derecho de acercarte a Jesús
y que pueda hacer un milagro en tu vida. Hoy es el día de salvación, accede a
ella por la fe en Jesús: “entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no
endurezcáis vuestros corazones…..”, (He. 3:15).
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